Aunque es menos frecuente en chicos, se da una mayor predisposición en chicas adolescentes, sufrir algún tipo de trastorno alimentario.
PRIMERAS MANIFESTACIONES
En el caso de combinar deporte intenso y dieta muy restrictiva, el comienzo de un trastorno alimentario, puede empezar con una simple falta de apetito; pero que puede resultar un factor clave para desencadenar un desorden alimentario mayor.
La baja ingesta de alimentos, unida a una elevada e intensa actividad física, puede suprimir el apetito (técnicamente llamada anorexia) y/o alterar los patrones del hambre. Además, otros factores como son el rechazo o el miedo a ganar peso, a sentir molestias digestivas por la ingesta de alimentos antes o después de hacer deporte, o la propia disciplina autoimpuesta en cuestión de horarios y objetivos a alcanzar, influyen de forma aún más negativa en un patrón alimentario correcto.
EL CANON DE BELLEZA EN EL PUNTO DE MIRA
Si a todo esto le añadimos una obsesión desmedida por la imagen corporal, por estar muy delgados; unido todo a otros factores propios del ambiente psicosocial de la persona, como es la disciplina férrea, la presión en el “grupo de iguales” o de los medios de comunicación y redes sociales, una baja autoestima, etc, nos podríamos encontrar con las primeras manifestaciones de una alteración alimentaria que podría conducir a un trastornos graves, como son la anorexia o la bulimia.
NUESTRAS ADOLESCENTES
La adolescencia femenina se señala como un periodo particularmente crítico, debido a que el desarrollo puberal entra en conflicto con el ideal estético que marca nuestra sociedad, cada vez más alimentado por los medios audiovisuales y el uso de internet.
Los estudios confirman que las mujeres tienen una mayor predilección, precisamente, por aquellas actividades deportivas que tienen más que ver con una visión estética e individual; y por tanto, fuertemente ligada a la propia imagen corporal. Es en este tipo de deportes, a los que debemos prestar mayor atención y ser más vigilantes sobre los comportamientos alimentarios de nuestras hijas, tanto los padres o tutores, como los entrenadores.
Autor: Francisco Soler. Nutricionista