El peeling químico consiste en la aplicación de un agente químico que tiene por finalidad provocar una lesión controlada de la epidermis y la dermis retirando las capas superficiales y mejorando la apariencia de la piel. Los objetivos del peeling son:
– purificar y oxigenar la piel dejándola hidratada y libre de impurezas.
– cerrar poros dilatados, mejorar la textura de la piel y aumentar el grosor de la epidermis.
– combatir los efectos del envejecimiento cutáneo, disminuyendo las arrugas y mejorando la flacidez.
– aclarar lesiones pigmentadas.
– reducir las manifestaciones del acne y mejorar el aspecto de las cicatrices. Los peelings químicos se pueden clasificar en cuatro niveles:
– muy superficiales (epidermis muy superficial)
– superficial (epidermis)
– medio (dermis superficial)
– profundo (dermis profunda)
La profundidad del peeling viene determinada por los siguientes factores:
– tipología y estado de la piel.
– tipo de sustancia química que utilicemos.
– concentración y ph.
– textura (liquido o gel).
– técnica de aplicación.
– preparación de la piel antes de la aplicación.
La selección de un peeling u otro depende del caso que tengamos que tratar y sobre todo del fototipo del paciente. Los fototipos bajos presentan menor riesgo de padecer hiperpigmentación postinflamatoria. La realización de un peeling varias veces al año ayuda a mantener un aspecto saludable y a mejorar la textura de la piel previniendo el envejecimiento.
El número de peelings necesarios y la periodicidad varía según la indicación y el tipo de peeling que utilicemos. Para obtener los mejores resultados hay que realizar una buena preparación de la piel y continuar con el tratamiento en casa, así prolongamos los resultados obtenidos en consulta. El tratamiento en consulta consiste en limpiar y tonificar la zona a tratar, desengrasar, proteger las zonas delicadas (ángulo externo de los ojos, alas de la nariz y mucosas). El peeling debe ser controlado desde el inicio de la aplicación.
Dra. Mar Castillo
Clínica Viamar